Reforzar la resistencia de nuestras ciudades

Aumentar la capacidad de nuestras ciudades para anticiparse, gestionar y recuperarse de cualquier emergencia futura, ya sea una pandemia, un clima extremo y cambiante, o una catástrofe derivada de peligros naturales o de origen humano. Nos esforzamos por hacer que la resiliencia y la reducción del riesgo de catástrofes formen parte de nuestra planificación del desarrollo urbano, y asignamos fondos para planes de contingencia. Las soluciones para ciudades inteligentes son un paso importante en el desarrollo de ciudades sostenibles y resilientes. Este cambio del modo de crisis a las estrategias de resiliencia a medio y largo plazo nos ayudará a proteger la salud, la vida y la seguridad de los habitantes de nuestras ciudades.

Construir ciudades saludables, creando entornos que mejoren la salud física, mental y medioambiental de nuestras comunidades. Al integrar la salud en la planificación urbana, nos esforzamos por mejorar el acceso a los espacios verdes urbanos, abordar la contaminación atmosférica y acústica, mejorar el saneamiento y la gestión del agua, mejorar la movilidad sostenible y promover estilos de vida saludables. Reconocemos el papel de la ordenación del territorio como instrumento clave para construir ciudades sostenibles, y la importancia de implicar activamente a todas las partes interesadas en los procesos de planificación y toma de decisiones para conseguir ciudades y habitantes más sanos.